Mi demonio oculto

Publicado en por Gaby

Estoy acostada aquí en mi cama temiendo quemar con mi calor de mi cuerpo las sabanas, abrumadas, quizás encolerizada por todos estos pensamientos que pasan en estos momentos por mi mente... Cierro los ojos fuertemente tratando de convencerme a mí misma...pero lo recuerdo enseguida, llega a mi memoria como si me cuerpo lo invocara.
Me tiembla el pulso de tan solo pensar qué sucederá cuando llegue el día...solo me sumerjo en mis pensamientos más profundos "Por mi se llega a la ciudad del eterno placer donde se pierden todas las almas".
Aprieto mis puños tan fuerte casi desafiando a mi piel a romperse y sangrar...sentir dolor, un dolor más intenso que el que causa el engaño.
"Porque...Es engaño ¿No? mi piel palpita al ritmo de su mirada...porque su amor profana la virtud divina y me lleva como demonio a la pasión más oscura"
logrando a penas ver la silueta de mi cuerpo estremeciéndose entre el dolor y el placer, sucumbió ante la oscuridad y dejó escuchar su voz.
"¿Quieres que responda esa pregunta que llevas horas haciéndote?". Su tono hizo estremecer mi espalda desnuda,,, era una voz fría, misteriosa, había un dejo en su tono de voz como si aquella escena fuese algo de todos los días; luché contra mis deseos de huir de esa cama y de esa voz que no sabía de dónde venía...sin embargo la intriga y mis ganas de conocer aquella respuesta me ganaron.
"¿Quien eres?" Pregunté "¡Muéstrate!" Ordené al no oír respuesta. Incrédula, dudando ya siquiera de haber escuchado la voz volví a mi ensimismamiento.
"Confieso que has  sido, sin duda alguna, una de mis favoritas, siempre fuiste la más controversial, hacías lo que sentías"
Esta vez la voz llevó mi vista hasta una esquina de mi habitación oculta entre las sombras...un tenue rayo de luz, proveniente de la ventana, rozó su silueta.
"¿Qué quieres de mí?" Pregunté, casi al mismo tiempo que ahogaba un grito.
"Sabes muy bien a qué vine" Lo sabía, de alguna manera sabía quién era y por qué estaba allí. Me carcomían las ganas y el desespero de oír esa frase aturdidora...entonces habló, habló y palpitó mi corazón desafiante.
"Me cautivaste desde el primer momento en que te í, fue el mismo día en que tus labios probaron pecado alguno" Pasó rozando uno de los lados de mi cama, seguía sin poder ver su rostro, se acercaba y alejaba sigilosamente. Podía ver una mueca en su rostro que semejaba una sonrisa cuando continuó hablado.
"Conozco todos tus secretos, incluso aquellos que tú misma has olvidado... Sí"
"Sí, ¿qué?" Pregunté, casi temerosa de saber la respuesta.
"Sí, es la respuesta a tu pregunta..."
Entonces lo entendí todo...mi cuerpo ardió casi de excitación cuando escuchó lo que quería oír, pero aún parte de mí se debatía entre lo real y lo incierto; se estaba peleando en mí una batalla entre el bien y el mal...y el demonio que me poseía llevaba aún la delantera.
"Veo que he dicho exactamente lo que deseabas escuchar...sin embargo, sabes muy bien que le estás mintiendo, y aunque disfruto del engaño que estás creando te advierto que en el infierno hay un lugar para los pecadores, donde yace un pozo dilatado y hondo en donde almas como la tuya, bañadas de lujuria, pagan por todos sus pecados"
Su voz cada vez me asustaba más, pero todavía no podía borrar de mi memoria aquellos labios besando los míos...sus manos trazando las curvas de mi cuerpo ¡Dios! ¿Cómo no anhelarla? ¿Cómo no imaginar su figura desnuda? Su cintura, sus caderas...Pero ahí estaba él del otro lado, con su cuerpo de adonis, diciéndome todas esas cosas al oído, el hombre perfecto... Pero... ¡Ese maldito "pero"! ¡Es ella! Ella es ese "pero" que me hace dudar, que me hace pensar solo en su cuerpo y en la sensación de deseo imperial que siento cada vez que la veo. Ella es mi demonio, la que me posee en las noches...El es mi realidad en los días.
"¿Puede esto estar sucediendo?"  "Sí" había dicho aquel hombre, sí está sucediendo...Le estoy mintiendo...mi mente se escapa a ese lugar entre las sombras en el que está ella mientras él me toma de la mano dulcemente mientras caminamos... y me resigno...me resigno a ser una mentirosa compulsiva, me resigno a estar dividida eternamente.
Estas últimas palabras fueron las que pronuncié al hombre de las sombras...este, como si lo hubiese previsto, dejó escapar un leve suspiro de conformidad.
"Seguiré haciéndote dudar cuando menos lo esperes" Dijo en un tono desafiante digno de un profeta.
"Ya no te necesito, puedes volver de donde viniste, ya elegí mi camino"...Dije.
y así fue como, con una sonrisa de complicidad, su leve silueta se desvaneció en el aire... fue como
si se mezclara con las sombras y se fuera con el viento...volvió a donde pertenecía, a ese lugar al que todos llamamos conciencia

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